Las empresas no nacen como grandes corporaciones con miles de empleados y departamentos organizativos.

Al contrario, lo habitual es que el proceso comience por un pequeño equipo de una o unas pocas personas unidas por un proyecto común. Suelen ser personas especializadas en el producto o servicio que ofrezca la empresa en cuestión.

Pensemos por ejemplo en una empresa de software bancario: Suelen comenzar su andadura con unas pocas personas con conocimientos en sistemas y tecnología que crean una solución para un determinado problema. Y el equipo estará formado por: 1) Especialistas en tecnología y 2) Especialistas en el problema al que se da solución, en este caso expertos en el sector bancario. Juntos crean un producto que da respuesta a una necesidad concreta del negocio bancario.

Y este equipo estará especializado en ese producto. No se les pide que sepan de nóminas, ni impuestos, ni marketing. Suele ocurrir que subcontratan en terceros estas funciones, para centrarse en su actividad.

A medida que los negocios crecen, las funciones que antes se externalizaban se tienden a internalizar en tanto esto permite crear sinergias y ser más eficiente. Es cuando empiezan a surgir los departamentos de marketing, recursos humanos, administración y contabilidad, etc.

En general, estos departamentos conocidos como de backoffice, permiten dar respuesta a las necesidades primarias de toda empresa en sus relaciones con la comunidad: la Hacienda pública, sus empleados, el mercado, etc.

La externalización de procesos en Finanzas

Ya hemos hablado de las diferentes funciones que se engloban dentro del Departamento de Finanzas de una empresa: Administración, Contabilidad, Planning, Tesorería, etc.

Estas actividades se tienden a externalizar en un primer momento en que la empresa tiene que dar respuesta a ciertos requerimientos externos: elaboración de Cuentas Anuales, declaración de impuestos, etc.

En el ámbito de las Finanzas Corporativas, raramente se habla de la externalización del proceso de análisis de inversiones pese a que es fundamental dentro del propio proceso de crecimiento de la empresa.

Esto se debe a que no existe una obligación normativa sobre esta actividad. Y parece que el análisis de inversiones es un concepto más de conocimiento del servicio que de conocimientos en Finanzas.

Pero el análisis de inversiones en si mismo requiere de unas habilidades y conocimientos especiales que facilitan y definen el proceso de análisis en sí. Cuántos grandes expertos en un negocio han caído en el error de hacer malas inversiones por no tener conocimientos en este tipo de análisis.

La función de Análisis de Inversiones

Las empresas no suelen pensar en el análisis de inversiones hasta que adquieren un cierto tamaño y deben tomar decisiones de calado para las que confían en la experiencia y conocimientos de terceros especializados en este campo.

Inicialmente se confía en la externalización del servicio, existiendo para ello firmas de consultoría que ofrecen el servicio de análisis de inversiones.

Y, una vez la empresa adquiere un tamaño, digamos, “grande”, es cuando se suelen crear estos departamentos dentro de su propia estructura organizativa.

En cuanto a la primera fase, la de externalización, encontramos numerosas empresas y boutiques especializadas que ofrecen sus servicios en este ámbito. Pero se sigue observando una tendencia general a entender que el proceso de análisis de inversiones es exclusivo para:

  1. Grandes empresas que incurren en grandes proyectos de inversión. Las altas tarifas exigidas por las empresas que hacen este tipo de análisis no ayuda tampoco a la generalización del servicio.
  2. Compra-venta de empresas y otros procesos de crecimiento inorgánico.

Esta mentalidad deja fuera a las pequeñas empresas que desconocen que necesitan este tipo de análisis para un adecuado crecimiento de su negocio.

Esto desemboca en que muchas de las decisiones financieras tomadas en el ámbito de la pequeña y mediana empresa respondan a criterios de oportunidad, intuición y cierta creencia en la “suerte” (o, más bien, en su vertiente negativa de “mala suerte” cuando las cosas no salen finalmente cómo se pretendía).

El impacto de la ausencia de un adecuado análisis

La especialización del conocimiento ha llevado a que nos encontremos con la posibilidad de que el mejor de los emprendedores, con grandes conocimientos en un ámbito concreto de actividad, no tenga unas nociones básicas de finanzas.

Esto puede llegar a poner en peligro la viabilidad de un gran proyecto. Y es que no existe ningún proyecto que sea financieramente inviable sino que se hace inviable para unas condiciones y requerimientos dados.

En mi opinión, el trabajo del analista financiero no debe limitarse a valorar un proyecto y ofrecer un resultado numérico concreto sino (y el valor añadido de nuestro trabajo es realmente éste) ayudar a dar con las palancas y circunstancias que pueden permitir que un proyecto sí llegue a ser viable.

Uno de los objetivos personales que me llevó a crear Finacoteca es, precisamente, ayudar a extender el conocimiento en Finanzas Corporativas. Para que cualquiera que lo necesite pueda tener acceso a los conocimientos y herramientas necesarios, así como entender cuándo faltan preguntas por hacer.